“No es solo una broma”: la discriminación silenciosa que enfrentan estudiantes extranjeros en universidades de Puebla
Por: Carolina Granados Luna, Anna Carolina Luévano González, Regina Lozada Rodríguez y Héctor Suárez Sayavedra
“Me dijeron que hablara bien y que no forzara mi acento. Me reí, pero por dentro dolió”, confiesa Mariano Baires, un joven salvadoreño que acaba de terminar sexto semestre en una universidad privada en Puebla. La escena ocurrió en medio de una clase virtual pero el impacto fue real y duradero.
Según datos publicados en 2023 por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la UNAM, seis de cada diez migrantes en albergues mexicanos dijeron haber sido discriminados por su forma de hablar, su condición socioeconómica o sus costumbres. Pero lo que ocurre dentro de las universidades (especialmente en espacios de élite académica) sigue siendo una realidad poco documentada, casi invisible.
Aunque muchas veces se disfraza de chiste o de “simple juego”, la discriminación por origen o acento está presente en las aulas, los pasillos y los grupos de WhatsApp. Estudiantes de Centroamérica o de otras provincias mexicanas relatan episodios que, aunque sutiles, terminan acumulándose hasta generar un entorno hostil. En esta nota, algunas de esas voces rompen el silencio.
Cuando hablar diferente es motivo de burla
Marce llegó desde Venezuela a Puebla para estudiar Comunicación. “Sabía que mi acento era distinto, claro, lo que no esperaba era que se volviera lo primero por lo que me reconocieran, incluso antes de aprenderme el nombre” relata. Durante su primer semestre, sus compañeros repetían algunas de sus frases imitando el tono: “Al principio me reía con ellos, pero con el tiempo empecé a evitar participar, ya no quería ser ‘la del acento’” asegura la estudiante.
Las imitaciones, los comentarios sobre su forma de vestir o de expresarse, y las preguntas condescendientes “¿allá tienen Uber?”, “hablas muy bien para ser venezolana”.
Este tipo de expresiones, llamadas micro agresiones suelen pasar desapercibidas para quienes las emiten, pero no para quienes las reciben. “Hay algo muy solitario en no saber si puedes contar con los demás al ser foránea en un país nuevo”, nos afirmó Marcela.
El vacío institucional ante la discriminación
Aunque algunas universidades privadas en Puebla han avanzado en temas de diversidad e inclusión, la discriminación por acento o nacionalidad sigue siendo un tema sin protocolos claros.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022), el 23.7% de las personas migrantes en México dijeron haber sido tratadas con menos respeto o dignidad en espacios educativos. Pero dentro de los campus, las denuncias formales son escasas: la mayoría de los estudiantes prefiere “aguantar” o minimizar lo que les ocurre.
“No es fácil reportar este tipo de cosas porque sientes que nadie te va a tomar en serio. Que van a decir que exageras”, comenta Mariano, estudiante Salvadoreño. “Cuando hablé con un profesor me dijo que seguramente mis compañeros no lo hacían con mala intención, como si eso hiciera que no doliera” asegura.
La falta de protocolos, capacitación al personal y espacios seguros para el diálogo hacen que muchos de estos casos se queden en el plano de lo anecdótico. Sin embargo, sus consecuencias se reflejan en la autoestima, el rendimiento académico y el sentido de pertenencia de quienes los viven.
Entre la resistencia y el refugio: construir comunidad
A pesar del escenario, muchos estudiantes extranjeros han encontrado formas de resistir y transformar su experiencia. Algunos se organizan en redes de apoyo informales, otros impulsan iniciativas desde sus carreras.
“Lo bueno es que he conocido más chicas en la universidad que son de Venezuela entonces platicar con ellas, tener proyectos juntas, nos ayuda para no sentirnos tan solas”, cuenta Marce.
También ha surgido apoyo y propuestas por parte de CAF, el Centro de atención a Foráneos de la universidad Anáhuac Puebla, que fue propuesta y llevada a cabo por estudiantes y docentes, que buscan sensibilizar y empatizar con quienes se encuentran fuera de casa. A través de actividades recreativas, asesorías personalizadas y acompañamiento constante.
“No queremos que nos traten como si fuéramos distintos, solo que nos vean como personas, con historia, cultura y ganas de aprender como cualquier otro”, señala Mariano.
Una pregunta incómoda (pero necesaria)
En un país con una larga historia de migración interna e internacional, pensar que todos deben sonar igual es una contradicción. Y sin embargo, la presión por “hablar neutro”, encajar y no destacar por el acento sigue marcando la experiencia de muchos estudiantes en Puebla.
“¿Y si cada vez que hablas, alguien te imita o te corrige sin que se lo pidas te afectaría? pregunta Mariano.
La respuesta, aunque incómoda, abre la posibilidad de transformación: la inclusión no empieza solo con grandes campañas institucionales, sino con pequeños gestos de respeto diario.
Percepción de discriminación en espacios educativos
Q tema ni más necesario. lamentablemente aveces pensamos que hemos avanzado en el tema de la discriminación pero aún existe y peor que es disfrazada de "Humor" ok, algunos no lo hacen con intención, aveces ni se dan cuenta que su comentario es discriminatorio pero su ignorancia es el dolor de otros...